miércoles, 14 de enero de 2015

Antonio Muñoz Molina: Todo lo que era sólido. Por Daniel Izuzquiza

Muñoz Molina, Antonio: Todo lo que era sólido. Seix Barral, Barcelona, 2013. 254 páginas. Comentario realizado por Daniel Izuzquiza.


El conocido novelista ubetense se adentra en esta ocasión en el ensayo; eso sí, se trata de una reflexión narrativa y espléndidamente escrita. Es la voz de un ciudadano que reflexiona desde su compromiso cívico para aportar luz a la crisis que vivimos, intentando indagar en las causas que la han provocado. Emplea como hilo conductor una metáfora ("todo lo que era sólido se desvanece en el aire": pág. 17) que, por supuesto, está emparentada con otra bien conocida del sociólogo Zygmunt Bauman, la sociedad líquida. No es sólo que la burbuja inmobiliaria (el ladrillo) se pinche y se desinfle, sino que todo lo que dábamos por supuesto se hizo frágil y huidizo; aunque, en realidad, nos habíamos anclado en el simulacro. "Lo que se tiró en lo superfluo nos falta ahora en lo imprescindible" (pág. 220). 
Muñoz Molina hace un sano y lúcido ejercicio de memoria, desenmascarando no sólo la corrupción político-económica, ni quedándose en el entramado administrativo que lo hizo posible, sino entrando también en el ambiente cultural, en las complicidades de la prensa o la intelectualidad. Brillantes digresiones sobre el papel de la memoria y el tiempo, o sobre el papel de la identidad en sociedades complejas (enriquecidas por la propia existencia del autor, a caballo entre Madrid y Nueva York), constituyen igualmente a iluminar la realidad. Debe valorarse el tono autocrítico, realista y constructivo, que apunta finalmente a una "serena rebelión cívica".


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